lunes, 25 de mayo de 2009

Super Nanny

¡Por favor enciérrenme en el primer manicomio que encuentren! –Decían sus ojos secretamente mientras cambiaba un pañal sucio. –No me arrepiento, te lo juro, aunque me veas así, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Y efectivamente Sara pasó de ser quinceañera, estudiante, hija consentida y modelo a ser esposa y madre en menos de dos años.
Se enamoró, se casó, y nació su primera hija: Steffany (4), quien no cumplía un año cuando ya estaba esperando a su hermanita: Erandi (3), quien a su vez estaba esperando a Carla (2), la tercera hija del matrimonio. Sin duda buscaban un niño, pero el destino prefirió bendecirlos con tres angelitos, que al estar juntas se convierten en pequeños diablitos.
Sara, tiene 21 años, y a su edad no es fácil criar a tres. Parece una niña jugando con muñecas, solo que sus muñecas lloran y la despiertan por las noches.
Confiesa que su edad le ayuda mucho, porque se puede tirar al piso a jugar con sus hijas, mientras las mamás de las amiguitas las mandan con la niñera a los juegos, para poder fumar y tomar tranquilamente café.
¿Pero cómo es un fin de semana en sus zapatos?
Biberones, pañales, tareas, libros destrozados y gritos son parte de la rutina diaria, por eso cuando me ofrecí para ser su niñera un par de días, ella aceptó con gusto, me dio instrucciones:
Mira, te levantas a eso de las cinco, le das el biberón a Carla, mientras vistes a las niñas todavía dormidas, bajas, les haces su lunch, y subes a despertarlas, las peinas, les das de desayunar, y las llevas a la escuela. Si se pelean por algún juguete en el camino, se los quitas y te aguantas los gritos. Ya que las dejes, vas al súper con Carla, y compras la comida, les encanta la sopa de verduras y las pechugas de pollo, son bien saludables. Llegas a la casa, le das de almorzar a Carla, y haces el quehacer, tiendes sus camas, recoges los biberones, y metes la ropa a lavar. Generalmente son dos o tres cargas, y si no las llenas, pues lavas la ropa de mis suegros, ¿no? Si te da tiempo, haz un poquito de ejercicio y después te puedes meter a bañar con Carla, y cuando terminen la vistes a ella, y al último tu. Como a eso de la una y media tienes que ir a recoger a las niñas a la escuela, hablar con sus maestras porque son muy peleoneras; sobretodo Erandi, que no deja que le peguen a su hermana; Las subes al coche, y las traes a la casa, y a ver como las entretienes para hacer de comer, las alimentas y las ayudas con su tarea. Erandi está aprendiendo a recortar y Steffy ya sabe escribir, pídele que escriba tu nombre. Cuando terminen, las pones a armar un rompecabezas, pero si hace buen día, las sacas al jardín, y si ya de plano estas de muy buen humor, les puedes dar una vuelta por el parque. Si regresan temprano, pueden jugar lotería. Las tienes que meter a bañar, pero es un poquito difícil porque a Erandi no le gusta, así que vas a tener que pelear un rato con ella. Para dormir, tienen que ver una película, así las acostumbré, es más fácil, entonces les pones una de Disney, y cuando estén dormidas, bajas a limpiar el desastre que hayan hecho, y ya.
¿Y ya? Bueno, no me sonó tan complicado, y dije: pues le voy a ayudar. ¡Uy si, cómo no! Lo que no me dijo es que son peligrosas.
Steffy tiene un jeep de Barbie, y por alguna extraña razón cree que puede volar como Tinker Bell, así que subió el Jeep al segundo piso, y se le ocurrió bajarse de las escaleras montada en el. Las llantas del carrito se quedaron atascadas en un escalón, y la niña salió volando, pero gracias a Dios su papá estaba cerca, y la pudo detener antes de que saliera lastimada.
Cuando fuimos al super, Steffy y Erandi se perdieron. No te puedes imaginar la cara de susto que tenía Sara, tanto que de desesperación mando cerrar las puertas. Todo el mundo se dedicó a buscar a las criaturitas del señor, las buscamos entre los pasillos, los juguetes, la panadería y nada, hasta que después de un rato de buscar y buscar, llegó un policía con las dos niñas de la mano. ¿Sabes donde se fueron a meter? Estaban en el almacén escondidas atrás de unas cajas ¿Cómo se les ocurrió meterse ahí? Quién sabe, pero ahí estaban las chamacas.
¿Crees que eso es todo? No!!! Yo no quería escribir algo exagerado, pero esas niñas son muy exageradas.
Otro día, fuimos a una fiesta de una amiguita de la escuela, y estaban todos los chamaquitos en la piñata súper contentos, un niño tenía el turno y todos cantaban –porque si lo pierdes, pierdes el camino..una…- y que a Steffy se le ocurre pasar corriendo de un lado a otro. Tremendo moquetón que se dio. Se descalabró la pobrecita, pero no le pusieron puntadas, porque había una enfermera que la curo inmediatamente. Esas niñas, definitivamente tienen ángel, digo, para seguir vivas después de tantos golpes.
Cuando por fin me las dejaron cuidar sola, fue un completo desastre. ¿Qué haces con tres niñas corriendo en direcciones distintas? Erandi tiró el refresco, entonces me puse a limpiar, pero cuando vi, Steffy ya estaba subiendo las escaleras de la azotea, y cuando fui por ella, me di cuenta que Carlita le estaba mordiendo la cola al perro. Eso ni mencionárselo a su mamá. Todavía no terminaba con una, cuando Erandi ya estaba aventando el papel higiénico por toda la casa, Steffy pintándose la cara con mi maquillaje, y Carla jugando con el talco. Total, fue un día de no acabar.
Te juro que no veía la hora para ponerles la película y que se durmieran, y cuando lo hice se pusieron a pelear por quien era Ariel. Se peleaban a gritos, y esperé a que pasara. Cuando las vi más o menos dormidas, se me hizo fácil apagarles la tele, porque ya era bien tarde. Jamás hubiera hecho eso, se despertaron y se pusieron a llorar, a gritar, y a aventar cosas. De plano estaba tan cansada que las deje hacer lo que quisieron. Digo, después de tanto batallar con niñas, no te queda mucha paciencia para educar.
Después de tantas aventuras, lo que más aprendí, es que lo único que no cabe en esa casa, es el aburrimiento.

Que pinche NECE(si)DAD!!!

Que alguien me explique que hago aqui, cuando tengo tanta tarea que hacer!!!

Llevelos, lleve sus chicles!!

Esperando al vagón, con mi cajita llena de chicles y pastillas, entre una multitud listo para gritonear: lleve sus trident para el mal aliento!!!
Mas tarde yo en decir la primera estrofa, y recibir el dinero bien ganado del comercio ambulante, que unos desgraciados en intentar "picarme"- decían. No es el hecho de levantarse temprano, ponerse la peor ropa que se encuentre y dirigirse paso a paso a la estación del metro portales, es más bien el hecho de ponerse la camisa de :-ESTE ES MI BISNÉ. Cuando subes así, es difícil verlo como antes, como todos. Cuando eres pasajero, buscas el vagón mas vacio, miras hacia dentro buscando un lugar disponible, y huyes de los limosneros, vendedores de chicles, discos y paletas, pero cuando estás del otro lado, es todo lo contrario. Lloras cuando no hay gente, buscas las estaciones más transitadas y lo que menos te emociona es un lugar sin gente. Preparas tu discurso -lleve, llévelo güerita, el chicle para el mal aliento, de a cinco baros, de a cinco baros!!! Tienes que olvidar los modales y tratar a la gente como gente, solo cuando acceden a comprar tu producto. Se convierten en una especie de piedras que tienes que ir esquivando, y no puedes entender que esos weyes también tienen vida, emociones y problemas que resolver. Pero tu piensa que eres el único allí, el único con necesidades y el que tiene que darle de tragar a su vieja embarazada, e que no tiene la culpa de no ir a la escuela, y el que tiene que ver como chingados va a pagar la deuda con el Satanás de unas barajas perdidas.Se siente una impotencia, un enojo, una desilusión, cuando la gente mira sin verte, te hace transparente o niega con la cabeza y el ceño fruncido antes de ofrecerles nada.Es cagado ver como esa señora gorda del copete de tubo se duerme misteriosamente inmediatamente después de haberte visto. -Los que trabajan en el metro, son como las pirujas, con sus respectivos proxenetas que hacen fluir el negocio.Todo el mundo teme a los padrotes, pero las putas tambie3nson bien pinches soplonas. Por lo menos las tienen bien cuidadas, resulta que la compra de seguridad se paga con honor. en el metro, el negocio no son los chicles, ni los discos, ni los llaveros, ni el ciego que tortea a las chavas buenotas, ni en los músicos frustrados. el negocio está en ofrecer seguridad. Me pagas y te protejo, no me pagas y te jodes, y cuidado que alguien se quiera pasar de listo (como yo) son como los antivirus, ni modo, de algún modo había que sacar para el mezcal de la peda de las ocho, ¿no?
Vender chicles en el metro, es casi como intentar venderle droga a la policía: peligroso y poco redituable.

lunes, 18 de mayo de 2009

Jugando a Esopo

En un lugar de Chilangolandia, de cuyo nombre prefiero no acordarme, nació un personaje peludo y pequeño. Como todos los Chihuahuas era curioso y travieso, altanero pero simpático, y por eso su vecino, El Gran Danés, le tenía una envidia terrible. Todos los habitantes de la aldea, preferían acariciar al Chihuahua, mientras que al Gran Danés lo trataban con cordialidad, y un poco de miedo.
El Chihuahua que era tan juguetón, disfrutaba de hacer enojar al Gran Danés haciéndole bromas casi todo el tiempo, y haciéndolo quedar mal delante de toditito el pueblo.
Cierto día, el Gran Danés, harto de su suerte y sabiendo que era más fuerte, veloz y agresivo, decido retar al Chihuahua a muerte, y el Chihuahua como era orgulloso, no se pudo negar.
La gallina, la oveja, el caballo y la vaca, estaban preocupados por su amigo el Chihuahua, que era tan dulce y temerario, sin embargo él, no se veía preocupado.
El conejo, el pato y el murciélago realizaban apuestas para el tan esperado día, mientras que el Gran Danés, seguro de si mismo, preparaba la olla y ya se estaba saboreando los huesitos tiernos del Chihuahua
Llegó el día que algunos ansiaban y algunos temían, y en el ring se disponía la batalla. El Gran Danés se quitó su bata de seda, y se aproximo al cachorro, sin pensarlo dos veces abrió la boca, y se lo tragó.
-Extra, extra- Gritaba el cocodrilo al día siguiente –El Chihuahua mató al Gran Danés en el combate. La columna decía más o menos así: “… de repente el Gran Danés se tragó al Chihuahua, y la audiencia ya no sabía qué hacer hasta que el Gran Danés empezó a tener unos retortijones, se agachó, y estiró la pata (literalmente), entonces se escucharon los agudos ladridos del Chihuahua, quien un poco mojado, se salía del hocico del difunto con dificultad, y ya afuera movió la cola, diciendo que no era su intención atragantarlo. Nuestras más sinceras condolencias a la familia del occiso. Firma el León reportero”
Moraleja: Aunque tus problemas sean pequeños, si intentas deshacerte de ellos sin antes masticarlos, estos terminaran asfixiándote.

martes, 5 de mayo de 2009

De la felicidad y otros demonios


¿Has estado alguna vez en un parque de diversiones? Generalmente hay filas larguísimas, y te tienes que formar para que llegue tu turno de subirte a la montaña rusa, lo anhelas, pero siempre hay personas antes que tú, puedes ver como bajan felices, escuchas los gritos desde la fila, y los envidias, porqué tu quieres estar ahí, pero no es tu turno aún, hasta que después, cuando menos te lo esperas, estas sentado en el carrito, y la montaña se empieza a mover, y eres feliz, gritas y tu corazón late, hasta que el viaje se termina, y te tienes que volver a formar.
Así es la felicidad, momentánea, casual, muchas veces inesperada. De no ser así se convertiría en algo normal, aburrido.
La pregunta es ¿qué cosa te hace feliz? Y yo creo que no es una cosa, si no un conjunto de condiciones, una serie de eventos y una mentalidad específica la que condiciona la felicidad. Sobre todo la mentalidad, porque de alguna manera controla nuestras reacciones ante determinada situación.
A mí hay varias cosas que me ponen feliz, como una canción, un helado de chocolate, sentir el viento en el cabello, o escuchar un buen chiste, pero no estan exentas de tristeza, porque si hay alguna situación que sea contraria a la de bienestar de por medio, hasta el mejor de los chistes me podría hacer llorar.
A mí lo que me hace plena, a pesar de las adversidades es SENTIRME CREATIVA, en cualquier sentido, estar llena de ideas y poder realizarlas, tener algo rondando en la cabeza y hacerlo realidad, me gusta el proceso y la finalización. Es muy agradable terminar algo y al final sentirse orgulloso de ello, y decir –lo he hecho, porque no depende de nadie más que de uno mismo. Me siento muy bien cuando termino las cosas que deseo hacer, porque sé que no estarían vivas de no ser porque tuve la decisión e hice todo lo que pude por hacerlas realidad. Es decir, de alguna manera son proyectos que no le incumben a nadie más que a mí, y me hacen sentir que tengo el control.
Se dice que la felicidad es el último fin del ser humano, pero cuando se mezcla con orgullo y satisfacción, se llega a la plenitud, y cuando eso se puede hacer sin Prozac o Valium, es el mejor sentimiento del mundo.

lunes, 4 de mayo de 2009

Una fotografía que no tomé

No había comido nada, estaba sentado afuera de lo que antes era el cine Lindavista. Ya no recuerda un día limpio, sin mugre en la cara, sin ese olor. Lo acompaña un amigo. No recuerda cuanto tiempo lleva viviendo en la calle. Se protege del virus con un cubrebocas azul. Están escasos, pero él lo tiene. Lo tiene a la altura del cuello, porqué está fumando un delicado. Su amigo acaba de inhalar. Hubiera sido dificil con el cubrebocas. Lo sigue haciendo. Ahí estan los dos, sentados, como meditando, como evadiendo. Ahí estan los dos y yo los vi. ¿Serán felices?

sábado, 2 de mayo de 2009

ayer

cuerpo sin dormir
almohadas sin rellenar
plática sin parar
películas que ver
chismes que contar

ayer...

hoy

pies descalzos
manos cansadas
labios resecos
alma angustiada
cabeza sin sueño

hoy...