jueves, 22 de enero de 2009

Retortijón

Aquellos planes inconclusos, esas películas que jamás vi, los viajes que zarparon sin mí, las joyas que perdí, las palabras que no pronuncié llegan a mí como ráfagas de viento helado que me alejan del confort de mi chamarra negra por unos minutos dejándome como desnuda en una tormenta de hielo...

Una de ecología

Milenios han pasado desde que el hombre comenzo a destruir el planeta tierra, quien parecía sufrir en silencio los abusos a los que era sometido.
Se han talado árboles, contaminado ríos y mares, detonado bombas, creado basura que no se degrada, abierto fabricas que desnivelan la temperatura debido a sus producciones, se ha contaminado el aire con automóviles, camiones, quemas e incendios, por mencionar algunas aberraciones causadas por millones de habitantes malagradecidos con el entorno. Pero parece que llegamos al límite en que el universo se comienza a quejar, primero ofreciendo cielos grises en lugar de vistas cuentescas, luego con lluvia acida y muertes “inexplicables” de peces, flora y fauna.
Este fue solo el comienzo de un gran discurso por parte de nuestro hábitat, un discurso que casi nadie escuchó debido a constantes negaciones políticas y sociales con el pretexto de recursos renovables y un –no pasa nada-. Después con deslaves, suelo erosionado, sequias y diluvios como medio de expresión, como lagrimas que no pueden ser derramadas.
Se hacen campañas ecológicas que parecen no servir de mucho, y la inconsciencia humana se vuelve mas atroz.
El planeta azul se convierte en la esposa callada de un señor maldito que la trata a golpes, es infiel, nunca llega a dormir, pero a veces le regala flores. Vive un matrimonio infernal, pero no dice nada. De pronto, después de años se da cuenta de que no es sano y comienza a quejarse un poco, pero el marido no le hace caso, después de llorar a ratos, deja que la locura se apodere de ella y decide darle fin a la existencia del esposo.
Tsunamis, efecto invernadero, derretimiento de glaciares y lo que todos hemos resentido últimamente; cambios locos de temperatura; son el grito desesperado de nuestro hogar que no puede hablar para llegar a un acuerdo, ha llegado la VENGANZA DEL PLANETA
Nota: No es posible que la onda ecologista sea solo una moda. Tiene que ser un estilo de vida, y no solo para gente rica excéntrica y pobres que no tienen de otra. Los recursos se van a terminar un dia, no va a haber donde tirar mas basura, y lo que quede va a ser prácticamente inservible porque nos hemos encargado de echarlo a perder. Tal vez, hace muchos años eso se perdona por la ignorancia de las personas, y el “desarrollo tecnológico”, pero hoy en dia no es ignorancia, es mera costumbre lo que nos hace continuar con este proceso de destrucción. No puedo creer que nuestra esposa nos quiera matar y no nos importe. Lo peor es que lo merecemos. POR IRRESPONSABLES.

lunes, 12 de enero de 2009

Paredes

Ojala que estas paredes hablaran…comenzando por la pluma amarilla, y el garaje de la entrada, la puerta, el cerrojo. ¿Cuántas pasiones se han desatado aquí, cuantos escapes, cuantos crímenes? ¿Cuántas personas se habrán deshecho de su ropa a la entrada, o lentamente hasta el final? Creo que puedo escuchar los gemidos agudos, la respiración fuerte, los gritos de dolor, la suplica para que se termine, para que no pare..el rechinar de la cama y latidos fuertes del corazón. ¿Cuántas platicas habrán escuchado estas paredes? ¿Cuántas mentiras? Platicas sucias, salvajes, laborales, cursis..cuantas historias debe contar…aventuras casuales, matrimonios espontáneos, adolescentes calientes, infieles, orgias, personas que solo quieren descansar y salir de vacaciones en la ciudad, parejas, fucking friends, amigos de peda, lesbianas, tríos, menores de edad, ex novios, abusadores, prostitutas, viajeros solitarios, viejos pervertidos, jovencitas inocentes, pobres, ricos, clasemedieros. ¿Cuántas personas se habrán mirado en este espejo, desnudas o con poca ropa. ¿Cuántas chicas se habrán vuelto de espaldas contra él para bailar al ritmo de la pasión? Me imagino los sueños, las promesas que alberga esta habitación, las ilusiones tal vez vacías, desengaños y despecho. Puedo sentir el sudor, el miedo, el olor de los fluidos, del alcohol, y del detergente que intenta borrar las huellas del día anterior. ¿Cuántas manchas han sido borradas de esta cama? ¿Cuántas figuras humanas se han formado aquí? ¿Cuántas personas han regresado, así como aquel día? ¿Cuántas más volverán deseosas de compartir estas paredes con alguien más? ¿Quién habrá pagado la cuenta?