lunes, 24 de noviembre de 2008

Mi visita al teatro

Eran las 3:30 del sábado pasado. La avenida Reforma estaba muy congestionada, pero eso me permitió observar detenidamente el panorama.

El caballito en plena remodelación; recuerdo que de pequeña se me hacia absurdo un caballo amarillo enorme que no parecía hípico, era feo. Escuchaba comentarios de este tipo, también, sin embargo, el sábado lucia bien, con todo y las escaleras y hombres trabajando en el..

La Diana; que cuenta mi madre que dice la abuela que era una prima que la familia no quería por su vida galante; enmarcada con el espejo retrovisor de mi auto, un semáforo con luz roja y los edificios de fondo, parecía tener vida y un sensual coraje disfrazado de erotismo. Avancé un poco mas, ahora el Ángel con la silueta que dejaba ver el sol, tan imponente, con sus historias y un par de enamorados a sus pies…Los semáforos estaban a mi favor: verde, verde, rojo y el poli decidía dejarnos avanzar…el bosque de Chapultepec, y El Rufino Tamayo; uno de mis museos favoritos; del otro lado, ¡¡El auditorio nacional!! Vuelta prohibida-tamarindo acechante…sigue derecho, me dije, buscaré un retorno adelante… ¿y cuál retorno? ¡Ni madres! Derecho, y derecho… Un anuncio Queretano me incitaba a la locura, pero el tanque de gasolina medio vacio me regresaba a la realidad. Vuelta a la derecha, La montaña Rusa se veía tentadora, o el papalote y su megapantalla, y estuve a punto de ceder, pero..no encontre la entrada.






Un letrero rosa con letras negras anunciaba “Fiesta de Fany-flecha”, y dije –Pues vamos con Fany!! Nunca me había colado a fiestas de chilanguitos clase medieros, y no lo hice. Me estacioné y fui a caminar, iba feliz, como niña pequeña, encontré un bonito lugar verde, e hice lo que mas me gusta: tirarme en el pasto, y ver las ramas de los árboles bailar, y me quede ahí, tumbada, sin pensar. Hacía frío, todavía tenia que ir al teatro, y regresé al Honda con dados morados, en venta, y pensé: Tengo que salir de aquí, ya se, sigue a ese Jetta gris, y seguro salimos, y si, por fin encontré el retorno al auditorio, en mas de DOS horas, ¿Qué pasa con esta ciudad?!!! Total, me metí a la calle que da al “Complejo Cultural del Bosque”. Justo a tiempo!! Deje el coche con las intermitentes puestas, y me baje a preguntar acerca de las funciones –no me convencieron mucho- pero la mas conveniente era “La hija de Rapuccini” (o algo así), y cuando me disponía a pagar, -Oh sorpresa!! No traía la credencial, ups, no me alcanza sin descuento.

Ya triste, (no, no tanto) vi el programa –Podría venir otro día, o el jueves, que cuesta lo mismo que ir al cine, pero el reportaje se entrega el martes, me dije Dah!, igual vendré. La sonrisa en el cielo asintió. Decidí no entrar. Ahí estabas tú.

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